Un nudo en la garganta, os podéis imaginar, contemplando esos rostros llenos de esperanza, aunque sus ojos no vean.
Nos hacemos una foto delante de nuestro centro Villa de Sádaba y seguimos el trayecto que nos han marcado Eric y Dieudonné con las normas de seguridad del país que sufre tanta violencia yihadista desde hace años.
Tenemos que llegar de regreso a Niamey antes de que se haga de noche y durante el viaje voy contemplando este país de superficies infinitas donde he aprendido una sabiduría muy sencilla, de tierras austeras, de antiguos reinos y otra forma de buscar la luz con estos niños que luchan por su dignidad y alcanzar los sueños que se les había negado.
“Nos volveremos a ver”, me despiden. “Nos volveremos a ver”, les respondo con viva esperanza.
Un abrazo a todos,
Rafael